Durante la campaña de la Renta 2023, que ha dado inicio este mes de abril, los pensionistas tienen la posibilidad de ajustar la retención del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) aplicada a sus pensiones.
La modificación de esta retención, administrada por la Seguridad Social, puede realizarse en dos situaciones específicas: solicitar un aumento en la tributación o regresar al nivel de retención inicial.
Es crucial para los contribuyentes estar al tanto de las retenciones que les han sido aplicadas, a fin de evitar sorpresas desagradables durante el proceso de declaración. Los pensionistas, al igual que el resto de los ciudadanos, están obligados a presentar su declaración de la Renta, ya que todas las percepciones recibidas de la Seguridad Social están sujetas a tributación por IRPF.
Modificar las retenciones del IRPF
Para facilitar este proceso, la Seguridad Social ha habilitado un servicio que permite obtener un certificado detallado de las retenciones aplicadas a las pensiones. En cuanto a la posibilidad de modificar estas retenciones, los pensionistas tienen la opción de aumentarlas o regresar a la retención inicial, siempre y cuando hayan solicitado previamente un aumento en la misma.
Para llevar a cabo esta modificación, es necesario acceder a la sección «Incremento o finalización de aplicación del tipo voluntario a efectos de las retenciones de IRPF» disponible en el sitio web de la Seguridad Social.
Pensionistas que no tienen que declarar
Las pensiones de jubilación se consideran rendimientos de trabajo sujetos a retenciones tributarias y declaración en el borrador de la Renta, con las cantidades a retener determinadas por la cuantía de la pensión y la situación personal del contribuyente. Los pensionistas se rigen por una tabla de cotización específica y mínimos exentos, pudiendo acceder a deducciones como el resto de contribuyentes.
Según la Ley de Presupuestos de 2023, los jubilados cuyos ingresos anuales no superen los 22.000 euros, procedentes de un único pagador, están exentos de presentar la declaración de IRPF. Si los ingresos provienen de múltiples pagadores, el límite se reduce a 15.000 euros, obligando a presentar la declaración a quienes superen estos umbrales.
La mayoría de los jubilados que perciben al menos 1.571 euros mensuales deben declarar, afectando aproximadamente al 47% de las pensiones. Los tramos de retención varían según los ingresos anuales: aquellos que perciben menos de 12.000 euros anuales tienen retenciones inferiores al 1%, mientras que los que superan esta cantidad enfrentan tasas de retención progresivamente mayores.
Los pensionistas pueden beneficiarse de deducciones y exenciones, incluyendo la exención por reinversión en rentas vitalicias, la exención de la transmisión de la vivienda habitual para mayores de 65 años y posibles exenciones en el pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles, dependiendo de las disposiciones de cada Ayuntamiento.
Por tanto, las pensiones de jubilación están sujetas a regulaciones tributarias que requieren que los pensionistas declaren sus ingresos en el IRPF. Aunque algunos están exentos de esta obligación bajo ciertos umbrales de ingresos y pagadores, la mayoría debe presentar la declaración. Los pensionistas también pueden aprovechar deducciones y exenciones específicas, lo que puede ayudar a mitigar su carga fiscal.